* Es necesario que no se pida al paciente que tome decisiones.
* Los padres deben ofrecer una mínima cantidad de opciones y menos responsabilidad.
*Cuando se presente un conflicto ante cualquier decisión es necesario que los padres mantengan sus posturas, sin tener miedo de que el paciente recaiga o empeore en su enfermedad.
*La postura de los padres debe ser una de confianza, sin caer en rigidez o enojo.
*Procurar que los padres muestren afecto honesto al sujeto. El afecto debe ser verbal y no verbal.
*Los padres tienen que desarrollar una comunicación que no gire alrededor de temas de comida.
*Es importante que los padres, durante el proceso de tratamiento no exijan que el paciente suba de peso ni reverberar la condición de anorexia.
*Los padres también tienen que aprender a no hacer comentarios que hagan sentir al anoréxico responsable de la situación familiar.
*Es también necesario que los padres permitan que los médicos encargados de la recuperación y tratamientos del paciente se encarguen de las fluctuaciones de peso; eso es, que el terapeuta, psiquiatra o nutriólogo.
*Los padres no deben exigir que la persona coma a la misma hora que ellos, pero al mismo tiempo deben procurar que el trastorno alimenticio sea el foco de atención del sistema.
*Es necesario que los padres no dejen que el paciente compre comida o que cocine para los demás miembros de la familia.
He ahí algunos consejos más para los padres…
1 comentario:
Mira, en verdad aprecio tu intención de ayudar contra la anorexia con este blog. Y aunque supongo que los consejos van dirigidos a padres de familia de MENORES de edad, el primero y el segundo me parecen ABERRANTES.
Yo tenía 14 años cuando tuve mi primera crisis de anorexia. Mi familia no tenía ni idea de lo que me pasaba, yo menos. Una amiga me llevó a un grupo de autoayuda y para mí fue una experiencia terrible (no digo que todos los grupos sean así, fue sólo MI experiencia en esa particular ocasión cuando tras unas cuantas sesiones una chica no se presentó porque había muerto de un paro cardíaco por bulimia). Si no hubiera podido decidir, o hubiera tenido que seguir con ese tratamiento, mi ansiedad y depresión se hubieran agravado.
Lo mismo con el primer terapeuta especializado que conocí. Simplemente no hubo química, sino rechazo. Si no hubiera podido decidir que NO QUERÍA seguir terapia con él, hubiera sido un gasto inútil de esfuerzo, tiempo y dinero para mi familia y para mí.
Todos tenemos derecho a decidir de alguna forma (y digo, alguna forma, porque a veces la familia sí tiene que imponerse en ciertos aspectos sobre el paciente). Sufrir de anorexia NO TE HACE UN BULTO SIN VOLUNTAD que no puede tomar decisiones.
Besos.
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